Está
comprobado que los niños autistas tienen mermadas sus capacidades para
conversar, aprender, interactuar socialmente, y desarrollar y adquirir nuevas
habilidades. Sin embargo, debido a la compleja aunque predecible estructura de
la música, puede ayudarles con todas estas deficiencias.
Más aún, estudios han revelado que los niños autistas muestran un deseo mucho mayor de escuchar música que otras personas de su edad. Así que aparte de ser una buena herramienta de enseñanza y aprendizaje, puede ser muy gratificante también para ellos. Pueden separar y percibir tonos mucho más sutiles que las personas corrientes, por lo que la experiencia de escuchar música es mucho más satisfactoria para ellos.
Las
sonatas de Mozart son un reconocido equilibrante neurofisiológico y forman
parte del tratamiento de niños con parálisis cerebral y autismo.
La
música de Mozart es la que se considera que da mejores resultados, ya que es
fácilmente comprensible, vitalista y se acompasa
muy bien con los ritmos fisiológicos y neurovegetativos de un niño. Hay
muchos artículos que dicen que es capaz de restablecer en el ser humano la
armonía perdida y un estudio publicado por la revista Nature demostró que la sonata 448 de Mozart modifica la respuesta de
un enfermo en coma y puede normalizar una crisis epiléptica. De ahí el nombre
de efecto Mozart. Ahí os dejo un
pequeño fragmento.
SANDRA MORALES MONTÓN
SANDRA MORALES MONTÓN
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