Un ejemplo de ello es el veneno de la serpiente Both-rops jararaca la cual mata a sus presas provocándoles un shock circulatorio por vasodilatación. En el veneno de esta serpiente existen numerosos péptidos que inhiben la enzima convertidora de angiotensina (ECA) en distintos puntos de la misma, provocando secundariamente la disminución de angiotensina II así como un aumento en las bradicininas (vasodilatadores y vasoconstrictoras). Al inyectar este veneno a sus presas se produce una gran vasodilatación que impide la correcta perfusión tisular y por tanto la muerte por fracaso circulatorio. El estudio del veneno de la Jararaca sirvió como base para conocer esta enzima (ECA) así como para sintetizar el primer inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) de la historia: el captopril, el cual supondría el inicio de una nueva línea de fármacos antihipertensivos.
Los fármacos antihipertensivos se han establecido como medicamentos útiles, sólos o en unión a otros fármacos en el tratamiento de la hipertensión arterial sistémica y en la insuficiencia cardíaca congestiva. Sus beneficios en otras entidades patológicas como en la cardiopatía isquémica, la prevención en arteriosclerosis o aun en la enfermedad de Alzheimer, están en etapa experimental o no han demostrado ser ventajosos sobre otros fármacos.
Vemos así que del reino animal podemos obtener una gran fuente de recursos medicinales como es el caso del veneno de las serpientes que acabamos de ver.
BEATRIZ RODRÍGUEZ OREA
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